Nadie se imaginaba en el año 2007 que en apenas seis años el sistema financiero español se vería totalmente transformado. Los problemas financieros que surgieron tras estallar la burbuja inmobiliaria obligaron a todas las entidades a establecer planes estratégicos donde los puntos clave han sido: (i) la mejora de los niveles de capital y (ii) la corrección del sobredimensionamiento para ajustar costes.
Nº de entidades de crédito con actividad financiera directa
Fuente: BdE. Memoria de supervisión bancaria 2012
El número de entidades de crédito con actividad financiera directa se ha reducido un 18,5% desde el año 2009 al año 2012. Sin embargo, el número total de activos de todas las entidades del sistema apenas se ha reducido un 1% en el mismo período, pasando de 3.142.028 euros a 3.110.499 euros. Podemos así concluir una mayor concentración en el sistema financiero español, en el que tan sólo cuatro entidades (Santander, BBVA, La Caixa y Popular) concentran más del 50% de los activos bancarios españoles.
Tan sólo en banca comercial la reducción del sistema en cuanto al número de entidades ha sido superior al 50%. La dimensión de este proceso de concentración se evidencia al conocer que el número total de entidades ha pasado de 159 a 75 en noviembre de 2013.
El proceso de ajuste afecta al sistema en general, pero la manifestación más patente de cara a la operativa diaria para el cliente es la reducción de oficinas y empleados. El número total de oficinas ha pasado de las más de 45.000 en 2007 a las poco más de 36.000 que se contabilizaban en el 2T13 (-21%). En cuanto al número total de empleados se ha seguido la misma línea, pasando de 270.000 en 2007 a 231.000 en 2012 (-14%).
Pese a la fuerte reducción de costes en estas partidas, el proceso de ajuste todavía continúa. Así se demuestra en entidades como Nova Galicia Banco, que pese a ser adquirida por Banesco todavía continúa con el ERE abierto. Los ajustes en marcha, los resultados de los nuevos test de estrés y los procesos como la salida del FROB del capital de Catalunya Banc, supondrán mayores recortes en empleos y oficinas. Estos serán más o menos agresivos en función de la confianza que transmitan las nuevas pruebas y de la entrada, o no, de entidades financieras no presentes en nuestro mercado.